by Salvador Pino
Para economistas clásicos como Karl Marx y Friedrich Engels, la economía poseía un carácter político por cuanto se enfocaba en el estudio de relaciones humanas o relaciones de clases girando en torno a las leyes de la producción, distribución y uso de los bienes materiales que satisfacen las necesidades sociales. Más recientemente, al finalizar el primer tercio del siglo XX, Lionel Robbins planteó a la economía como una ciencia dedicada al estudio de la asignación de recursos limitados entre una variedad de fines. Asumiendo el riesgo de tergiversar la esencia de ambas definiciones, es útil a los propósitos de este artículo, recalcar sus puntos comunes: recursos, uso de los recursos y necesidades.
Por su parte, energía también es un término que puede prestarse para ser definido de múltiples maneras. La física previa a Einstein desarrolló una acepción de energía centrada en la capacidad de un cuerpo para realizar trabajo, entendiendo trabajo como el esfuerzo necesario para mover las partículas que componen la materia. En opinión de ciertos investigadores, A. Einstein invalidó la definición anterior al introducir su teoría de la relatividad y proponer que todo cuerpo posee energía aun cuando la misma no esté realizando trabajo alguno, es decir, energía en reposo.
Basándose en lo dicho hasta ahora, la economía energética (o economía de la energía, EE) es susceptible de ser definida como una rama de la economía orientada al estudio de la producción y el empleo de los recursos con los cuales la sociedad cubre sus requerimientos de energía, es decir, de los recursos que mueven el aparato tecnológico sobre el que descansan las condiciones de vida de la humanidad. La EE se interesa por todo recurso, renovable o no, cuya capacidad para realizar un trabajo pueda ser aprovechada, en forma incipiente o desarrollada, con la tecnología actual.
Lo que se conoce como el avance de la especie humana, ha demandado, y demandará, el uso de energía cuya disponibilidad históricamente ha sido limitada. Durante la sociedad feudal, predominantemente agraria, la energía provenía de la biomasa vegetal, la tierra y el sol, fuentes limitadas por las propias relaciones de clases de este modo de producción (relaciones de propiedad) y por las condiciones de la naturaleza. Con el advenimiento de la sociedad industrial, las principales fuentes de energía son recursos naturales no renovables que, por su condición de no renovables, son limitados. Es así como la importancia de la EE radica en el hecho que permite incrementar la eficiencia en la disposición de la energía colocando en un único eje de estudio todos aquellos aspectos con ella relacionados.
La EE se presenta hoy día como un ámbito de actividad científica donde se integran los aspectos económicos, sociales, tecnológicos, geopolíticos y medioambientales relacionados con la energía del planeta. Prueba de ello es la variedad de temas incluidos en las Conferencias de la Asociación Internacional para la Economía Energética, IAEE por sus siglas en inglés: tecnología, econometría y modelaje, intervención del Estado en el mercado energético, sustentabilidad y cambio climático, comercialización, transporte, oportunidades de inversión, entre otros.
Para nuestro país, es de vital importancia profundizar la investigación en esta materia, no sólo por el hecho de ser un país exportador neto de energía, sino por el papel que se ha dado a nuestros recursos energéticos en la estrategia geopolítica ejecutada desde 2000 cuando Venezuela impulsó el relanzamiento y fortalecimiento de la OPEP a través de la II Cumbre de Soberanos y Jefes de Estado y de Gobierno. La energía no se crea ni se destruye, pero necesario es maximizar su rendimiento, energético y político, la EE puede aportar en ese sentido.
Via: Analitica
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