ESPAÑA: Las empresas rentabilizan el auge eólico y exploran las oportunidades de la energía solar

Son cuentas viables para las empresas promotoras, que mantienen activos los proyectos ya autorizados de una treintena de nuevos parques eólicos que iniciaron su periplo administrativo antes de que, en 2002, el Principado fijara una moratoria que no se levantará hasta que entren en vigor nuevas directrices que ordenarán las futuras instalaciones.

En Asturias ya tienen intereses varios de los grandes de la aerogeneración (Acciona, Gamesa, Endesa, EDP-HC...) y otras compañías de menor tamaño y a menudo con capital y empresarios asturiano detrás (Northeolic, Electra Norte, Erpasa). Y también están involucrados aquellos otros industriales que han identificado el buen negocio que hay en el auge eólico y que aportan, dentro y fuera de Asturias, productos y servicios a esa disciplina energética: Grupo Daniel Alonso, Temper, Duro Felguera, Mefasa, Isastur, Isotron, Fahime, TSK, GAM... Ejemplos de compañías que, se asegura en el sector, están facturando muchos millones de euros gracias a haber estado atentos a los molinos de viento.

Asturias tiene 26 minicentrales hidráulicas en sus ríos que suman una potencia de 87 megavatios. El Principado prevé que esa capacidad se incremente un 11 por ciento dentro de un lustro. Será mediante la rehabilitación de antiguas centrales abandonadas o la repotenciación de otras existentes. La Administración asturiana está ya en un proyecto de esas características para un viejo salto del río Purón (Llanes) y en otro para el embalse de Rioseco (Sobrescobio). No tiene intención, en cambio, de levantar el veto, aprobado por consenso en la Junta General del Principado, a la construcción de nuevas minipresas de aprovechamiento eléctrico. Sigue firme el propósito de no volver a reeditar los episodios de los años noventa del pasado siglo, cuando un aluvión de proyectos disparó las alarmas por el impacto en cauces asturianos señeros.


Pese a tener menos horas de sol que otras, la región está entre aquellas que tienen un mayor índice de superficie de captadores para la producción de energía solar térmica (generación de calor para agua caliente de uso sanitario o calefacción). Asturias posee 15.000 metros cuadrados de esos paneles solares y en 2012 se superarán los 50.000 tras la inversión de 35 millones de euros. En el caso de la energía solar fotovoltaica (obtención de electricidad), se prevé un gasto privado de unos 27 millones para multiplicar por once la potencia actual.

Las estipulaciones del Código Técnico de la Edificación, la norma estatal que han de seguir los constructores en el diseño inmobiliario y que impone por ley reglas de eficiencia en el consumo eléctrico y, singularmente, el aprovechamiento de la energía solar, ha abierto otro yacimiento de actividad económica en el que están hurgando empresas asturianas. Hay un cálculo de expertos universitarios: las tecnologías de la energía del Sol pueden generar en pocos años más de 300 empleos en Asturias. Una estimación que puede quedar raquítica si se concretan los proyectos de hasta tres plantas de fabricación de paneles solares que se barajan para las comarcas mineras.

La biomasa es otra apuesta fuerte. Incluye los aprovechamientos de restos de la actividad forestal o agrícola para generar electricidad y recoge, de manera singular, los nuevos proyectos en curso (3) para fabricar biodiésel. Conforme al mismo plan energético, la biomasa moverá un gasto de 180 millones en cinco años. Inversores asturianos tienen dos proyectos para producir pellets (combustible de biomasa para calefacciones) y Duro Felguera, el grupo manchego Jiménez Belinchón y el holding de raíz avilesina Daniel Alonso impulsan las plantas de biodiésel en los puertos de Gijón, los dos primeros, y el de Avilés.

Estos tres últimos complejos, concebidos para funcionar a partir de 2009, sumarán una producción superior a las 500.000 toneladas al año. Combustible ecológico bastante para atender el equivalente al 75 por ciento del consumo asturiano de gasóleos. Se elaborará a partir de materias primas que entrarán por los puertos asturianos. Dársenas que, como la propia industria regional, están en el camino de potenciar su arraigada vocación energética.

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