El primer viceprimer ministro de Rusia, Sergei Ivanov, anunció el día 19 la pronta terminación y puesta en funcionamiento del primer centro de enriquecimiento de uranio abierto a países extranjeros. En este centro, situado en la ciudad siberiana de Angarsk, se almacenarán y tratarán desechos, se enriquecerá uranio y se tratará de nuevo el combustible atómico ya usado, con el fin de evitar que se utilice en la fabricación de armas nucleares.
En enero del 2006, el presidente de Rusia, Vladimir Putin, y el presidente de Kazajistán, Nursultan Nazarbayev, propusieron la construcción en territorio ruso de un centro para enriquecer uranio que estuviera abierto a todos los países. El objetivo era que todos los miembros de la comunidad internacional pudieran ejercer su derecho a beneficiarse de la energía atómica sin dejar de cumplir estrictamente el Tratado de No Proliferación Nuclear. Durante la cumbre del Grupo de los 8 celebrada en San Petersburgo en julio de ese mismo año, Putin manifestó que Moscú y Washington habían acordado establecer un centro de este tipo con dos objetivos: poner la tecnología nuclear al alcance de todos los países y neutralizar la amenaza planteada por una eventual proliferación de armas nucleares. En diciembre del 2006, el director de la Agencia Rusa de Energía Atómica, Sergei Kiriyenko, anunció que el primer centro de este tipo entraría en funcionamiento a comienzos del 2007, anuncio confirmado este mismo lunes por el primer viceprimer ministro ruso, Sergei Ivanov.
El principio básico de este primer centro internacional de enriquecimiento de uranio establecido en Rusia es el de ofrecer energía nuclear para usos civiles a los países que reconozcan el Tratado de No Proliferación Nuclear. Además, la tecnología empleada en el proceso pertenecerá al centro. Según Ivanov, estas instalaciones internacionales estarán bajo la supervisión del OIEA (Organismo Internacional de Energía Atómica) y se mantendrán totalmente abiertas a las inspecciones de sus expertos.
En opinión de los analistas, tres son los motivos que han llevado a Rusia a impulsar el establecimiento de plantas de uso internacional para el enriquecimiento de uranio.
En primer lugar está la necesidad de cambiar la estrategia energética de Rusia. El proyecto definitivo sobre la estrategia energética nacional, que pronto se debatirá en la reunión del Gobierno federal, incluye la reducción del porcentaje del gas natural y el aumento de los porcentajes correspondientes a las energías nuclear, hidráulica y termoeléctrica. Ivanov ya ha manifestado que la energía nuclear será la base de la estrategia energética nacional. Por lo tanto, la creación de plantas de enriquecimiento de uranio obedece no solo al deseo del Kremlin de satisfacer las necesidades de otros países, sino también a la necesidad de Rusia de potenciar el uso de esta fuente de energía en su propio territorio.
En segundo lugar, varios países no nucleares han incluido la utilización de la energía atómica en sus planes nacionales de desarrollo energético. El hecho de que el 40 % de la producción mundial de uranio corresponda a Rusia convierte a este país en una de las grandes potencias del sector, lo que le da pleno derecho a hablar sobre la producción de combustible atómico.
Y en tercer lugar, la supervisión del OIEA favorecerá la estandarización del uso internacional del uranio enriquecido y contribuirá a evitar la proliferación de armas atómicas.
Según lo acordado, el primer país extranjero que usará el centro internacional para el enriquecimiento de uranio será Kazajistán. Rusia propuso a Irán que utilizara el uranio enriquecido en territorio ruso como combustible para sus centrales nucleares, pero Teherán rechazó la propuesta.(CRI)
En enero del 2006, el presidente de Rusia, Vladimir Putin, y el presidente de Kazajistán, Nursultan Nazarbayev, propusieron la construcción en territorio ruso de un centro para enriquecer uranio que estuviera abierto a todos los países. El objetivo era que todos los miembros de la comunidad internacional pudieran ejercer su derecho a beneficiarse de la energía atómica sin dejar de cumplir estrictamente el Tratado de No Proliferación Nuclear. Durante la cumbre del Grupo de los 8 celebrada en San Petersburgo en julio de ese mismo año, Putin manifestó que Moscú y Washington habían acordado establecer un centro de este tipo con dos objetivos: poner la tecnología nuclear al alcance de todos los países y neutralizar la amenaza planteada por una eventual proliferación de armas nucleares. En diciembre del 2006, el director de la Agencia Rusa de Energía Atómica, Sergei Kiriyenko, anunció que el primer centro de este tipo entraría en funcionamiento a comienzos del 2007, anuncio confirmado este mismo lunes por el primer viceprimer ministro ruso, Sergei Ivanov.
El principio básico de este primer centro internacional de enriquecimiento de uranio establecido en Rusia es el de ofrecer energía nuclear para usos civiles a los países que reconozcan el Tratado de No Proliferación Nuclear. Además, la tecnología empleada en el proceso pertenecerá al centro. Según Ivanov, estas instalaciones internacionales estarán bajo la supervisión del OIEA (Organismo Internacional de Energía Atómica) y se mantendrán totalmente abiertas a las inspecciones de sus expertos.
En opinión de los analistas, tres son los motivos que han llevado a Rusia a impulsar el establecimiento de plantas de uso internacional para el enriquecimiento de uranio.
En primer lugar está la necesidad de cambiar la estrategia energética de Rusia. El proyecto definitivo sobre la estrategia energética nacional, que pronto se debatirá en la reunión del Gobierno federal, incluye la reducción del porcentaje del gas natural y el aumento de los porcentajes correspondientes a las energías nuclear, hidráulica y termoeléctrica. Ivanov ya ha manifestado que la energía nuclear será la base de la estrategia energética nacional. Por lo tanto, la creación de plantas de enriquecimiento de uranio obedece no solo al deseo del Kremlin de satisfacer las necesidades de otros países, sino también a la necesidad de Rusia de potenciar el uso de esta fuente de energía en su propio territorio.
En segundo lugar, varios países no nucleares han incluido la utilización de la energía atómica en sus planes nacionales de desarrollo energético. El hecho de que el 40 % de la producción mundial de uranio corresponda a Rusia convierte a este país en una de las grandes potencias del sector, lo que le da pleno derecho a hablar sobre la producción de combustible atómico.
Y en tercer lugar, la supervisión del OIEA favorecerá la estandarización del uso internacional del uranio enriquecido y contribuirá a evitar la proliferación de armas atómicas.
Según lo acordado, el primer país extranjero que usará el centro internacional para el enriquecimiento de uranio será Kazajistán. Rusia propuso a Irán que utilizara el uranio enriquecido en territorio ruso como combustible para sus centrales nucleares, pero Teherán rechazó la propuesta.(CRI)
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